Vamos, que la zona de confort no existe, y una de las características clave de un intérprete es ser capaz de adaptarse a las circunstancias cambiantes de un evento en el que a menudo la abundancia de intermediarios puede dar lugar a confusiones o a que la información se pierda por el camino: por ello, tenemos que ser solucionadores de problemas y dejar los tirones de orejas (si fuera menester) para el día siguiente.
Las quejas y los tirones de orejas, más tarde. |
- Sede ministerial. Reunión de expertos españoles y un par de expertos internacionales para que aportaran la visión «europea» del tema. Nos habían contratado para una susurrada, pero nuestra sorpresa al llegar fue mayúscula cuando descubrimos en la sala unas estupendas cabinas perfectamente equipadas. ¿Por qué motivo habían optado por la susurrada, cuando el ministerio cuenta con semejantes instalaciones y un equipo permanente de técnicos de sonido? La respuesta nos dejó atónitos: la organizadora nos dijo que pensaba que los intérpretes no nos íbamos a sentir cómodos ahí metidos en cabina y que por eso había optado por la otra modalidad. (Esto nos recuerda que lo de educar al cliente sigue siendo un tema pendiente, y que no hay nada como llegar pronto y hablar las cosas tranquilamente para solventar malentendidos). Al final, todos contentos: la reunión más fluida y los intérpretes sin dolor de cuello ni de lumbares y tan contentos en nuestro redil. Como además de cuaderno llevábamos el ordenador «por si las moscas» pudimos tener a mano todas las ponencias y los diccionarios temáticos que nos harían la vida más fácil. Hay que estar preparados para todo.
Cambiar una susurrada por una simultánea en una estupenda cabina: todos salen ganando |
- La experiencia más reciente, por el contrario, nos ha sacado de cabina. Era la presentación de un conocido evento deportivo y nos habían contratado para una interpretación simultánea. Al llegar descubrimos que el único asistente no hispanohablante era uno de los directivos de la empresa matriz, por lo que los técnicos solo contaban con un receptor. Nuestra labor era traducirle al inglés todo lo que allí se decía, pero como esta persona iba a dar un discurso, al no disponer de receptores para todos los asistentes se nos pidió que subiera el intérprete al estrado a interpretar en consecutiva dicho discurso. De nuevo, ser previsor vale por dos y al haber metido en el petate cuaderno de tapas duras y boli y tener chaqueta con bolsillos pudimos solventar la papeleta. Hay que estar preparado para todo.
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