viernes, 16 de diciembre de 2011

Mediador cultural y profesor ayudante

Hoy he tenido mi primera experiencia remunerada como intérpete de consecutiva. He salido agotada, derrengada tras 6 horas de pie con 30 minutos de pausa (de pie) para tomar un café, pero he salido eufórica, con la sensación de haber encontrado mi sitio. La interpertación de hoy ha constado de dos partes. El contexto: una empresa alemana que trata de introducir en el mercado español aloinjertos óseos para cirugía maxilofacial. Viene el director de la empresa. Primero se reúne a solas con el distribuidor español, pura energía y dinamismo pero ni papa de inglés, así que necesita un intérprete de enlace. La labor es agotadora, pero me encanta la sensación de ir de uno a otro tendiendo puentes para lograr que se entiendan, que lleguen a un acuerdo que satisfaga a ambas partes y que limen las diferencias provocadas en ocasiones por los malentendidos de origen cultural. Segundo asalto: presentación de los productos de la empresa a los comerciales (sin formación médica) que van a tener que vender dichos productos a los cirujanos maxilofaciales. Unos llevan muchos años en el negocio y saben de qué va el tema; hay que estar muy al tanto para no meter la pata. Otros son recién llegados y con tanta información que reciben acaban preguntando 4 veces la misma cosa. Se establece un debate entre los asistentes mismos, y entre ellos y el ponente. La neurona va a mil, relleno hojas y hojas sin parar, pero me encanta estar en medio de ese fuego cruzado ideológico tan beneficioso para todas las partes. Los asistentes le fríen a preguntas al ponente, el ponente consigue hacer llegar toda la información; yo intento transmitir y a veces procesar y condensar la información para que aquellos más rezagados comprendan los puntos más importantes; a la vez yo aprendo de los asistentes con más experiencia a sus espaldas...una sensación preciosa, de nuevo, de estar tendiendo puentes. Y de que mi profesión es compleja, pero ser comercial, patearse media España y tener que convencer a médicos de que compren sus productos...¡eso sí que es una tarea ardua!

Otra ventaja de la profesión de intérprete: poder conocer a gente de procedencias y ocupaciones bien diversas. ¡Me encanta mi trabajo!