sábado, 16 de junio de 2012

Biduleando en la gran urbe

La interpretación de hoy iba a ser en consecutiva, en principio, pero estoy de acuerdo con que este formato no encaja del todo bien cuando el objetivo del discurso es llenar de energía y entusiasmo y de ganas de trabajar a los asistentes, como era el caso. Una gran empresa en su reunión anual, y hoy era el turno de las actividades con un cierto carácter lúdico para potenciar el espíritu de grupo. Así que cuando me llamó la agencia para notificarme del cambio de formato (de consecutiva a simultánea) no me sorprendió demasiado. Lo que sí me sorprendió fue saber que la simultánea se iba a hacer, por simplicidad, sin cabina, y que iban a recurrir al famoso maletín de Infoport/Bidule del que tanto había oído hablar y que tuve la suerte de probar en la ponencia magistral que impartió Clara Guelbenzu en el marco de las Jornadas celebradas en Sampere el pasado abril. Así que cuando me preguntaron si lo había utilizado en alguna ocasión, tuve la suerte de poder decir que sí. De todas formas, los primerizos han de saber que es un sistema sencillo de utilizar (¡por eso recurren a él, claro!).
Aquí os muestro una foto del sistema que utilicé yo:

Al igual que en la simultánea, cada asistente tiene unos auriculares con un receptor incorporado, un control de volumen y un selector de canal.  El intérprete cuenta con un micrófono formato "diadema" y un emisor del tamaño de una cajetilla de tabaco (el dispositivo que aparece a la derecha de la foto) con el que "se envía" a los asistentes el discurso interpretado. En este caso el ponente hablaba con un micrófono conectado a uno potentes altavoces, con lo que yo tenía que escuchar el sonido ambiente e intrepretarlo simultáneamente, sin disponer de barrera alguna entre lo que oía y lo que hablaba (es decir, en este caso no disponía de auriculares). El sonido me llegaba sin problemas, pero el tener que desvincular el discurso oído de mi propio discurso cierto es que requiere una dosis triple de concentración, como cuando uno trata de interpretar al locutor de televisión.  Menos mal que el ambiente era relajado y el ritmo del ponente no era muy rápido, con lo que pude realizar mi labor sin grandes dificultades.
La experiencia fue estupenda: como suele suceder, tuve que llegar con mucha antelación para probar el sistema (calidad del sonido, alcance de la señal), pero el no estar en cabina tiene muchas ventajas:

  • ¡No te cueces! (Algo especialmente habitual si interpretas al aire libre y en verano)
  • Andando se piensa mejor (por lo menos a mí me pasa)
  • Hay más contacto con el resto de integrantes del equipo de organización del evento, y en este caso eran muchas. Y las relaciones sociales son, me he dado cuenta, una parte vital de esta profesión, a la par de la interpretación propiamente dicha.
  • Puedes buscar tú misma la mejor ubicación para ver y oír bien al ponente. Esto puede convertirse en un problema en ciertos trabajo de campo, lo sé, pero en este caso concreto jugó a mi favor.
La verdad es que yo no me había imaginado a mí misma utilizando el maletín de Infoport/Bidule en la gran urbe, a espaldas del Bernabeu, con el tráfico de la Castellana a mi vera, sino en trabajos de campo tales como una visita a unas instalaciones agropecuarias, a una fábrica, un paseo rural... pero tras la sorpresa inicial me voy con buen sabor de boca y con ganas de repetir. 

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